Pedro Chaskel se merece este y muchos libros más. Si bien es conocido y reconocido más por su trabajo como montajista que por el de realizador, se le ubica en el mapa del cine nacional como un “personaje” integral, cuyo legado es marca indeleble en la biografía profesional de incontables personas asociadas de distintas maneras al campo audiovisual. Este libro es, antes que todo, el rescate de la figura de un hombre cuyo aporte a la historia del cine chileno se deja ver en diversos ámbitos: el de la realización de películas, el de la creación y fomento de circuitos que permitan que el cine llegue al público y el de la formación de nuevas generaciones de hacedores fílmicos y de espectadores.
