El grado de Caballero Rosacruz en la masonería (18º en la escala de grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado), es uno de los más emblemáticos y antiguos de los denominados Altos Grados. Su carácter innegablemente místico lo ha hecho parecer como algo extraño a la fundamental esencia del simbolismo masónico, sin embargo afirma Lavagnini cuando lo comprendemos percibimos que en ningún otro grado masónico encuentran éstos símbolos una expresión tan ... Ver más
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El grado de Caballero Rosacruz en la masonería (18º en la escala de grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado), es uno de los más emblemáticos y antiguos de los denominados Altos Grados. Su carácter innegablemente místico lo ha hecho parecer como algo extraño a la fundamental esencia del simbolismo masónico, sin embargo afirma Lavagnini cuando lo comprendemos percibimos que en ningún otro grado masónico encuentran éstos símbolos una expresión tan notable de sencillez, profundidad y valor operativo. El autor despliega en este volumen un bosquejo histórico del cristianismo, del gnosticismo y del rosacrucianismo, yendo al fondo de uno de los grados más sublimes y misteriosos de la francmasonería, desgranando el antiguo adagio hermético: Per rosam ad crucem. Per crucem ad rosam. Ubicado en el epicentro de la caballería masónica, el grado de Caballero Rosacruz es el eje de una profunda corriente esotérica que atraviesa a la más Augusta Orden de los masones.
El grado de Caballero Rosacruz en la masonería (18º en la escala de grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado), es uno de los más emblemáticos y antiguos de los denominados Altos Grados. Su carácter innegablemente místico lo ha hecho parecer como algo extraño a la fundamental esencia del simbolismo masónico, sin embargo afirma Lavagnini cuando lo comprendemos percibimos que en ningún otro grado masónico encuentran éstos símbolos una expresión tan notable de sencillez, profundidad y valor operativo. El autor despliega en este volumen un bosquejo histórico del cristianismo, del gnosticismo y del rosacrucianismo, yendo al fondo de uno de los grados más sublimes y misteriosos de la francmasonería, desgranando el antiguo adagio hermético: Per rosam ad crucem. Per crucem ad rosam. Ubicado en el epicentro de la caballería masónica, el grado de Caballero Rosacruz es el eje de una profunda corriente esotérica que atraviesa a la más Augusta Orden de los masones.
